Muy tarde para pensar

Está oscuro, me encanta la luz azulada que hace que todo lo blanco resalte. Los ojos, los dientes, la ropa blanca, las motas de polvo, ... No sé como se llama ese tipo de iluminación, me fascina. Son las seis de la mañana, estoy en un after, no recuerdo el nombre. Hay bastante gente para lo que yo me esperaba. Apenas salgo de casa y mucho menos salgo de noche. Pero esto me trae buenos recuerdos. Sigo con la media barba, quiero que me dure algo más que un fin de semana. Tomo un destornillador en la barra. Stolichnaya con Schweppes de naranja. Miro a la pista. Me apetece bailar. Me gusta la música que suena.—Ladders and snakes, ladders give, snakes take. Rich man, poor man, beggarman, thief, ain't got hope in hell, that's my belief.—ACDC, "Sin City".
Dos chicas hacen que me anime más. Rubia teñida una, bien proporcionada y guapa. Morena la otra, con menos pecho pero suficientemente atractiva también para que me lance a bailar e intente algo más que conversar con ellas.—I'm going in to Sin City, I'm gonna win in Sin City, where the lights are bright, do the town tonight. I'm gonna win in Sin City. I'm gonna rule you baby.—Sólo puede haber pecado en la ciudad del pecado. Los 45º de alcohol del Stoli Ohranj, aunque rebajados por el refresco, ya están haciendo efecto. Es mi cuarta copa de la noche. Eso, sin tener en cuenta el vino blanco de la comida, es mucho para mí, que no acostumbro a beber alcohol. Pero la chica rubia me sonríe al verme bailar a su lado. Las dos tienen un cubata, seguramente el alcohol de mi sangre no sea una desventaja para entablar contacto.
Stoli Ohranj, lo traigo de casa.—Le espeto a la rubiaza.
¿A qué te refieres? ¿Qué es eso?.—Contesta en el mismo tono de voz que yo. El volumen de la música no permite otro tono. Al menos veo que quiere charlar. Me animo todavía más.
Digo que este vodka que tomo es Stolichnaya, Stoli Ohranj, lo mejor para hacer un destornillador. Lo ideal sería tomarlo con zumo natural de naranja, aunque éste lleva Schweppes. Lo llevo en una petaca, en los pubs no te ponen Stoli Ohranj, ..., bueno, aquí no, en Rusia supongo que sí, claro.—Ella sonríe mientras hablo. Eso es bueno.
Yo tomo ron, no me gusta el vodka.—Eso es malo.
Esto no es vodka, es Stoli Ohranj. Deberías probarlo para saber de lo que hablo. ¿Quieres probar?—Sonríe y, tras dudarlo unos segundos, accede con un gesto afirmativo.
Le acerco el vaso y bebe un pequeño sorbo. Lo saborea. Me mira y ríe a carcajadas. Pongo cara de incredulidad, pero algo me dice que lo estoy haciendo bien. La amiga morena ya no está a nuestro lado. Fantástico.
Es alcohol puro con algo de naranja. Es fuertísimo. ¿Cómo te puede gustar esto?.—
Claro que me gusta. Deja un regusto inconfundible. ¿No lo notas?.—Ataco. Directo a sus labios. Ella no tiene la suficiente agilidad mental para repelerme. Una vez la estoy besando, se entrega. Sabía que esto iba bien. Estoy muy desentrenado, pero el vodka ha cumplido con su parte.
Estamos demasiado excitados los dos. Nos besamos y nos sobamos como dos animales en celo. Tenemos que buscar otra ubicación para no limitarnos. Lo estaba deseando, pero ella se adelanta:
¿Qué tal si nos vamos a mi casa? Ya es muy tarde.—Cada vez me gusta más esta tía. Me lee la mente. Hace mucho que no me desahogo. Ella pagará los platos rotos.
Nos vamos, entre caricias, en busca de su piso. Me vio mucha gente esta noche. Mi media barba no me deja pasar desapercibido, aunque ella no hizo ningún comentario al respecto. O le gusta o va demasiado borracha como para fijarse. Yo sólo tengo una cosa en mente. Es muy tarde ya, muy tarde para pensar.

Media barba

No logro evitar pensar que soy el centro de atención. Elegí un afeitado peculiar: medio lado de la cara con barba, medio sin ella. Creo que todo el mundo se fija en mi aspecto. Puede ser que simplemente sea un problema de presuntuosidad. Desde luego, me vanaglorio de mi imagen, de hecho, fui yo el que decidió que fuese tan llamativa, aunque ese no era el fin último. Afortunadamente, ahora estoy corriendo por el Paseo Marítimo, no caminando. El tiempo que le doy a la gente para que se deleite con mi afeitado es más bien poco. No me gusta que me miren.
Estoy realmente cansado. Creo que apreté demasiado el ritmo al principio de la sesión. Otra vez. tengo que parar. Apenas he recorrido dos kilómetros y ya no puedo seguir, necesito un alto. Hace calor, más que nunca. Calculo que no baja de 30º C. Decido detenerme a la altura de la fuente de los Surfistas. En esa parte del paseo, hay un mirador que permite contemplar las tres playas de la ensenada: la del Matadero, la del Orzán y la de Riazor. Me apoyo en la barandilla de piedra y observo el mar, la arena y la gente. Me seco el sudor que se me acumula alrededor de los ojos mientras pienso que toda esas personas son tan despreciables como yo, no hay ninguna mejor. Puede que alguna viva en el desconocimiento, rodeadea de un mundo imaginario de dioses, de santos que le salven con una plegaria, pero yo sé que eso no existe. Lo sé porque hago lo que quiero y salgo impune. Si hubiese algo tan trascendental como un dios, no permitiría que yo viviese un segundo más. Y creo, realmente, que no hago nada malo, la maldad sólo es una invención del hombre social para darle seguridad a su mundo, una forma de evitar que el ser humano se comporte como lo que es, que dé rienda suelta a sus instintos. Yo soy el hombre. Revivo la esencia de los pusilánimes que no se atreven a vivir la vida como debe ser vivida. Yo soy la respuesta, la liberación. Yo soy libertad. Ellos son represión. ¿Por qué no puedo matar cuando es oportuno? En tal caso, la pregunta sería por qué no debo, ya que está claro que puedo, y lo hago.
El único sentimiento provechoso es el amor. Bajo su influencia pienso que la gente no puede matar. Pero el estado natural del humano es el odio, necesario para sobrevivir. El amor atonta. Hace mucho que no siento amor. Lo quisiera sentir de nuevo, aunque no lo lograré.—Decí, por Dios, qué me has dao, que estoy tan cambiao, no sé más quién soy. El malevaje extrañao, me mira sin comprender... Me ve perdiendo el cartel de guapo que ayer brillaba en la acción. No ve que estoy embretao, vencido y maniao en tu corazón.—Canto. "Malevaje", un tango imponente. El amor llena pero debilita.—Ayer, de miedo a matar, en vez de pelear me puse a correr... Me vi a la sombra ofinao; pensé en no verte y temblé... ¡Si yo, que nunca aflojé, de noche angustiao me pongo a llorar!. Decí, por Dios, qué me has dao, que estoy tan cambiao, no sé más quién soy.—No sé más quién soy, no sé más quién soy ...

Puesta a punto

Doy asco. Me miro al espejo y sólo veo a un desconocido. Tengo el poco pelo que me queda bastante largo, la barba sin arreglar desde hace tres meses y unas ojeras interminables. Quiero mejorar mi aspecto un poco para poder pulular entre la gente sin llamar la atención. Calculo que desde hace tres meses sólo salgo para comprar lo imprescindible y para ir a correr al Paseo Marítimo. Nada más. ¿Para qué más iba a salir?
Mientras me afeito, escucho "Stuck in the Middle" de Stealers Wheel. Me anima. Rebajo la barba con la maquina de cortar el pelo, pero no es suficiente, no deja un apurado perfecto. Necesito emplear la cuchilla. Tengo la piel de la cara muy sensible, la dermatitis crónica que padezco pruduce una escamación casi continua y, con la mínima fricción de la cuchilla, se enrojece.
—Well, I don't know why I came here tonight. I got a feelin' that something ain't right. I'm so scared in case I fall off my chair and I'm wonderin' how I'll get down those stairs. Clowns to left of me, jokers to the right, here I am stuck in the middle with you, stuck in the middle with you.—Canto mientras me miro al espejo al pasar la cuchilla. Ya me he hecho unos cuantos cortes sangrantes en la cara. Las gotas de sangre se mezclan con la espuma de afeitar cuando no corren hasta el final de mi barbilla. Me gusta ver como caen desde mi cuerpo al agua apozada en la pila del lavabo. El ruido es minúsculo y luego se diluyen en el agua perdiendo poco a poco su color rojo y enturbiando su nuevo entorno.
No tengo demasiado pelo en la cabeza, así que siempre ando rapado al uno. El único sitio donde puedo innovar es la barba.—Well, you started off with nothing and you're proud that you're a self-made man and your friends they all come crawling slap you on the back and say please, please.—Esta vez sólo me afeito el lado derecho de la cara. Dejo el lado izquierdo con un vello facial perfilado y trazo una línea de afeitado en el centro de la perilla: a un lado pelo, al otro piel. Sé que no voy a pasar desapercibido como pretendía, pero sí voy a estar a gusto.
Recojo con el dedo índice sagre de un corte cerca de la comisura del labio y me pinto dos líneas horizontales en los pómulos. Es un dibujo parecido al que utilizan algunos jugadores de fútbol americano, sólo que éste es de color granate y el de ellos, negro. Sonrío. Estoy fantástico. Hoy va a ser un buen día. Lo presiento.